sábado, 26 de marzo de 2011

problematica educativa regional

LA DESNUTRICIÓN ES CONSECUENCIA DE LA POBREZA Y ESTA DE LOS NIVELES BAJOS DE RENDIMIENTO ACADÉMICO, ENTONCES QUÉ HACER EN EDUCACIÓN
Es preocupación de nosotros los docentes desde que empezamos a laborar en las aulas desplegar todas las estrategias metodológicas estudiadas en la universidad, otras aprendidas en las diferentes capacitaciones que realiza el Ministerio de Educación a través de sus Instituciones descentralizadas, hasta en las instituciones detractoras del currículo estatal, en busca de mejores respuestas de nuestros alumnos en su espíritu investigador, de autoestudio, de competitividad y de posesión de competencias que le permitan seguir accediendo al mundo del conocimiento, del trabajo y tal vez de una mejor calidad de vida; pero, ¿habremos contribuido de manera significativa en este fin? Tal vez, en algunos casos si se pudo, así cuando no obtenemos resultados masivos, optamos por contentarnos con casos particulares o casuísticos, en los que unos pocos alumnos y alumnas representativas de nuestra Institución Educativa logran un puesto meritorio en tal o cual concurso, en matemática o comunicación, un primer puesto en el concurso de danzas, medalla de plata u oro en las olimpiadas deportivas, en futbol o vóley, entonces es solo a eso que dedicamos tiempo en el desarrollo curricular, me pregunto si en un aula de 20 estudiantes, ¿18 alumnos y alumnas que no participaron de estas competencias están contentos? Debemos dejarlos con su felicidad hasta que olviden que ellos son tan importantes y valiosos como sus compañeros que ganaron la competencia, o deberían saber que en su vida ellos podrían terminar siendo parte de las barras deportivas, portátiles de algún político, voces olvidadas de grupos intelectuales, religiosos o filosóficos.
Esta historia de la educación se ha repetido y parece formar parte de un sistema educativo donde el pobre niño, aquel que no asistió a la repartición de bienes con equidad, niño o escolar de zona rural, estudiante de pueblo joven o de asentamiento humano de megaciudad, metrópoli o puerto-urbe, niño pobre, niño viviendo en pobreza material y familiar, porque no heredó riqueza en tierras o bienes de capital, debería tener la suerte que vive en un estado comprometido con el desarrollo de potencialidades, sin embargo, en Perú, suena y es casi un sueño que la presencia de nuestro estado, gobernable ahora haga, transforme este hecho miserable de desigualdad, en alegría y esperanza. Los maestros venimos sufriendo hace décadas la impotencia de querer avanzar más de lo posible, más de lo cotidiano, queremos dejar la rutina de solo desarrollar el currículo estatal, para pasar a desarrollar personas hábiles, capaces e inteligentes, críticos y creativos en sus quehaceres, en sus decisiones y en la resolución de problemas. Resignarse a la mediocridad nunca ha sido por ética nuestra manera de vivir, nuestra moral esta inquebrantable cuando se trata de revertir si esta en nuestras manos una mente fresca y con voluntad de aprender, jamás diremos nunca se puede, no pisaremos el palito que desilusione a la comunidad, somos ante todo duros de matar. Lo que no podemos hacer es callar la verdad de esta realidad, comunidades con grandes obstáculos económicos y sociales donde el estado ha olvidado el rol protagónico de invertir mas y mejor el dinero de los contribuyentes en programas sociales que satisfagan directamente el hambre, el desempleo,  los servicios básicos y la anticorrupción. La salud de los niños desde su concepción, es decir desde la prevención de enfermedades de la madre y de él, ha de ser básicamente lo primero que debería asegurar la ley y las políticas estatales, esta forma de gobernar haría que nuestros alumnos tengan menos brechas de desigualdad, reducirían los índices de desnutrición, de enfermedades pulmonares y digestivas que padecen todos los días los estudiantes, estos nuevos resultados coadyuvarían en menor pobreza, y en un futuro de mediano plazo mejores alumnos, más ciudadanos responsables y escuelas modernas trabajando en comunidad de compromisos.
            Es mejor que empecemos ahora a despertar de los sueños, y de las falacias de nuestros gobernantes, los maestros no somos santos que hagamos milagros, más y mejor capacitación al profesor no soluciona la pobreza de sus comunidades, muchas veces los mejores profesores terminan alejándose de estas escuelitas para seguir desarrollando su profesión, miran su interés personal y familiar, solucionan sus intereses y dejan de lado las necesidades de los pueblos, ¿debemos seguir remando en un mar de problemas estructurales? Si, lo haremos con la esperanza que nuestras autoridades dejen de ver solo los problemas ambientales y miren al niño como realidad, a las sociedades como posibilidad y a los maestros como aliados de cualquier desarrollo.
            En las escuelas se gesta el conocimiento, en las universidades se hace productivo y vuelve a la sociedad para satisfacer nuevas necesidades. Hagamos investigación científica desde la escuela, eduquemos con principios empíricos, humanistas y cognitivos.